La nueva miss Venezuela Mundo 2014, Débora Menicucci, es el vivo ejemplo
del daño que ha hecho a la sociedad venezolana la industria cultural.
Los estándares de belleza impuestos por los medios son acatados a
cabalidad, al punto que esta chica de 23 años asegura que “no le da pena
decir que se operó”.
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