El mercado de los smartphone de gama alta robados es lucrativo. Con
la introducción de un iPhone 6 que puede llegar a costar casi 1.000
euros libre de contrato, el mercado se pone más interesante. Los
maleantes saben que hay mucha gente dispuesta a comprar un teléfono un
poco más barato y los clientes casi nunca se preguntan de dónde procede
el dispositivo que están comprando vía «caminos verdes».
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