Ante la mirada de los agentes de la
Policía Local y Nacional, que antes habían apartado -no sin tensión- a
las personas que trataban de formar una cadena humana ante su vivienda,
María y su familia fueron sacando poco a poco todas sus pertenencias y
depositándolas en la acera. Ella, su marido, su bebé de un año y su hija
de 18 se lo llevaron todo al pequeño piso que les paga la Plataforma
Stop Desahucios y en el que “aún no tenemos luz ni agua”.
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