Mientras duermes, el teléfono se
carga. Hay mandamientos no escritos que el hombre moderno parece
obligado a cumplir. Luego cumples con el ritual cotidiano: te levantas,
te vistes, desayunas a toda velocidad y antes de salir de casa, solo en
el último momento, desconectas el teléfono del cargador con la esperanza
de que la batería dure todo el día. Pronto descubres que eso no va a
ser así.
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