“Yelitza obligó a sus dos hijos a pedirle la bendición a sus hermanas
mayores y a despedirse ‘para siempre’ de la abuela materna porque no
las iban a ver más. Tenía todo planeado”, aseguró Arleínt Rosales, una
tía paterna de los niños, que fueron envenenados por su propia madre,
Yelitza Peña (38).
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